viernes, 25 de julio de 2008


Alguna vez tuve 4 años y a esa edad me dedicaba a inventar palabras y canciones de amor. Así es señores amor de ese pasional que me vendían las novelas de las Marías. ¿Qué se le hace cuándo uno no tiene la suficiente madurez para crear un criterio propio? Pues chutarse las novelas con la madre. Y pensar que Marimar es una pobre huerfana costeñita que sólo desea ser feliz. Incluso uno de mis pasatiempos favoritos era ver en aquella pequeña televisión (creo que mi actual laptop es mayor que la pantalla de aquella tv) pues ver la sirenita. Así fue como entendí que una niña de 16 años escapaba de casa en busca del amor verdadero.

Si. Bien lo decía alguna vez la Bestiaria (Carolina Aguirre) nos venden esa idea de ser las princesas o una bruja mala que hechiza a la princesa encantadora. Ariel por si no lo recuerdan se enamora platónicamente de Eric y decide ir en busca de su amor. Teniendo el plazo de 3 días para que su amor lleve a un altar y este pueda ser consumado. Vean claro Ariel con un cuerpo de 85-53-85 y una altura imagino de 1.55, cabello rojo, aquello era una dupla para no fracasar. 

¿Qué se puede esperar de alguien normal como yo? 95-75-99 y 1.68 pelinegra. Siendo común y corriente. Muy ajena a la imagen y la semejanza de Thalia y de Ariel. Señores a mi lo que me espera es leer un poco más, terminar una carrera, intentar cuanta dieta tenga por delante, escribir de esto en el camino, casarme, prometer comenzar de nuevo y tener una familia que pueda fastidiar con cariño. Para que mis hijas e hijos hagan lo mismo y el ciclo de la vida continue. 

Recuerdo que fue a esta edad cuando siendo una niña regordeta mi madre me puso un traje de bailarina en Halloween. Yo con la poca gracia que había heredado e incluso aunque yo lo sabía y mi madre se empeñaba en que siguiera en las clases de baile. Caminaba de una manera cuidadosa para no manchar mis zapatillas rosas. Desastroso porque yo veía mi futuro venir al mancharlos con un traste que tenía un agua negra... Ven ahí sabría que yo no sería la bailarina, monja o maestra que soñé años después.

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