jueves, 5 de marzo de 2009

La ciudad de la caridad

¿Cuántas veces en el día no se les acerca una persona a decirles que si le puedes dar una moneda? ¿1, 2, 3, cuántas? Algunos días en particular, parece que eso se exacerba.

Hace unos días subí al colectivo y subió un señor a perdir dinero porque un familiar estaba en el hospital y necesitaba dinero para poder solventar los gastos, hizo todo lo necesario (dramatizar la situación) para que le terminaran dando un par de monedas. Poco después de que se bajó, se subió un chico y empezó a cantar al estilo de berreando por un sueño, al terminar la segunda canción, dió su letanía de ganarse dinero de esa manera "para no dedicarse a la delincuencia", a lo que le siguió una tercera canción horrenda de manera simultánea a pedir su respectiva moneda.

Total, ya que lleguamos a la terminal de transporte público, me bajé del colectivo para subir unas escaleras e ir al andén donde tomaría un autobús. Al subirlas, estaba un señor de unos 70 años pidiendo dinero. Este señor ocupaba la mitad del espacio de las escaleras estirando el brazo con un sombrero en la mano, y pobre de aquél que tocara el sombrero y no diera una moneda, porque era recibido con una mentada de madre.

Más adelante había una mujer con razgos indígenas, descalza, con dos niños pequeños (como de unos 10 meses y dos años), también pidiendo caridad y mencionando que había llegado de su pueblo. Llego al andén de autobuses, me formo y llega un señor diciendo que era jubilado del metro y que su pensión no le alcanzaba, que si podría darle alguna moneda. Subo al autobús y se suben tres tipos a cantar música huasteca, al terminar la segunda canción mencionan que esperan no habernos incomodado y que si se les podría apoyar con una moneda. Se bajan del autobús, y poco después, se suben dos tipos con aspecto de malandrines a repartir dulces, diciendo que acaban de salir del reclusorio oriente y que vienen vendiendo dulces para llevarsela "por la derecha" y no verse orillados a volver a la vida criminal. Casi toda la gente les compró, yo creo que por su aspecto se sintieron presionados. En particular, su servidor nunca les compra cuando sacan ese tipo de historias "mamonas", y nunca me siento intimidado (creo que de algo sirve tener amistades que son medias malandras, jejejeje). Se bajan los tipos, ya después de haber ejercido presión psicológica para que les compren dulces y se suben tres chavitos a tocar música andina, tocan dos temas (parece que dos temas ya es el stock de todos los cantantes del populacho) y mencionan que si se les puede apoyar con una moneda. Llego al final de mi trayecto, bajo del autobús (frente a un puente) y se me acerca una persona diciendo que si le puedo ayudar con una moneda....

No sé si estas personas que piden caridad ya tienen marcado su territorio o si están sincronizados, porque ahora, al viajar en el transporte público, es raro, pero muy raro si no los encuentras. Creo que si hay muchas carencias en nuestro país, pero es de llamar la atención que ahora siempre encuentres a alguien pidiendo caridad. Propongo que por esta razón, en vez de llamarla ciudad de México, deberiamos llamarla, ciudad de la caridad, así como los neoyorquinos han decidido llamar a la calle 53 como el U2 way...

Siempre es un placer escribirles....