miércoles, 10 de febrero de 2010

Una palabra.

Si un dia me faltas no sere nada
y al mismo tiempo lo sere todo
porque en tus ojos estan mis alas
y esta la orilla donde me ahogo,
porque en tus ojos estan mis alas
y esta la orilla donde me ahogo.

Y ese día en el quirófano nada era distinto. Simplemente habiamos llegado muy tarde a la operación porque intentabamos cerrar un párpado. Nos cambiamos, sonreimos, nos lavamos las manos. O más bien nos lavamos hasta los codos. Y al principio fue la incisión, después el electro cauterio, grasa, músculo, posteriormente ver vejiga y arreglar aquél uretero no servia. A veces la música era Bowie, a veces Pink Floyd, Air Supply. Retumbaba el quirofano 3, ese lugar de batalla después del incendio de la guarderia. Y de pronto comienza una palabra y siento que las piernas me fallan, la voz, la vista y todo. Viene a mi la historia y la melancolia de esa canción. De pronto tengo esta revelación de lo fragil que es uno. Como lo olvido cuando atravieso al cuerpo con agujas. Y como si fuera poco uno se acostumbra tanto a la vida como la muerte. El monitor de respiraciones parece que sigue el compás de la música. Las paredes blancas del quirofano parece que de pronto me las pintan con sonrisas de colores, y yo no tengo otra cosa mas que sonreir. No dejarme llevar. Ni modo que llorará en media operación. Ni modo eso de ser mujer y que los estrogenos se te bajen es un efecto no deseado. Sobre todo porque soy sensible a quellos comentarios como: al paciente vayanle comprando pinol (para que se acostumbre al olor a madera)... ¿Qué haces en esa situación?

No hay comentarios: