miércoles, 30 de julio de 2008

el porque me gustan los laboratorio y hospitales (o mi transtorno obsesivo-compulsivo)

Desde que tengo memoria tengo una obsesión con aquello que no conozca esforzarme por aprenderlo y comprenderlo. Nadie por el momento me ha dicho mucho de esto. Pero cuando no entiendo algo mi humor cambia drasticamente y no se me puede hablar hasta que lo entienda. Es una neurosis paralizante. Y tengo varios ejemplos que he escrito como aprender a leer en inglés.

Mi madre es contadora. Ella siempre quizo estudiar Químico Biólogo o Medicina, no viene al caso. La vida le puso la ironía de trabajar llevando impuestos a doctores y laboratorios. Cuando yo era pequeña siempre fui muy sana. Mamá me llevaba a todos lados.

Pasabamos a los laboratorios a hablar con los químicos sobre sus finanzas. Yo una niña de vestiditos y colitas con cachetes rosas siempre me agarraban las auxiliares. Me sentaban en una silla cerca de la mesa de trabajo con todos aquellos tubos de ensayo, matraces, y demás instrumental de laboratorio. Aún puedo oler el yodo, alcohol y los reactivos mezclados de un laboratorio de análisis clínicos. En un refrigerador se guardaban las muestras (me imagino) y arriba estaba el tesoro de paletas de hielo que me daban. También las paletitas para que los niños fueran valientes al hacer los análisis. Yo a mis 20 años nunca me había hecho análisis, qué ironía.

Ir a la clínica era otro viaje que adoraba. Sentarme en aquella sala con destellos de los ochentas y plantas que necesitaban un cambio porque ya nadie creería que fueran naturales. Ver revistas con muchísimas letritas que yo ni sabía leer y ver dibujos de fármacos. Siempre he estado rodeada de la publicidad de los laboratorios, me parecen sosas algunas... Algún día haré un post de ello. Platicar con el doctor. Ver úteros en plástico, bebes de plástico en úteros de plástico, escalas a tamaño real de úteros, libros y más libros. Mesas de exploración.

En el laboratorio siempre me llamo la atención que era tanto lo que se hacía. Qué se veian en los microscopios. Porque había tantos tubitos y porque se calentaban algunas cosas. Por qué olía de esa manera. Después de dos años de hacer: coprocultivos, cultivos faríngeos, exámenes de orina, sangre, hemocultivos (con mi propia sangre), baciloscopías. Descubrí todos los secretos o casi todos los que guardaba aquél laboratorio. Ahora digo: eso es tener vocación, yo no podría hacer exámenes clínicos.

Y bueno ir al hospital todavía sigue siendo ir a la juguetería. Jugar al doctor. Porque tienes que creerte en ese momento que estás frente a un paciente para que puedas hacer un interrogatorio, una exploración y en fin una buena historia clínica. Lastima que algunos se quedan con el vicio de la actuación, cuando se te permite es para que aprendas, no para que sigas haciendo a que eres doctor. Debes convertirte en médico. En fin.

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